Ahora que tienes todo mi verano en tu mano,
Que conoces mi pulso y el calor de mi sangre,
Que me duermo en tus ojos de gacela y escucho
Las canciones más dulces de la mar y la aurora;
Ahora que he aprendido a librar los silencios
Y a perderme en tu pecho como en un paraíso,
Enséñame, si sabes, a vivir de otra forma
Porque me mata el miedo de perderte algún día.
J. M. Santiago Castello
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